lunes, 27 de octubre de 2014

Hace un par de años hice un pequeño pero gran cambio en mi vida. Hace un par de años dejé de guardarme lo que pienso y lo que siento, sobretodo lo último. Comencé a decir las cosas que me parecían mal, las cosas que me hacían mal... y bueno, las cosas positivas también.
Aprendí a la mala que guardarse los sentimientos termina pudriéndote por dentro, y comencé a llorar sin miedo, a decir te quiero, te amo, te extraño, sin miedo. A alejar de mi vida a las personas que me hacen daño sin dudarlo ni arrepentirme, a pelear por las relaciones que me interesan y quiero mantener.
Aprendí a decir adiós, a mandar a la chucha de forma educada. Aprendí lo importante que es no mentir, la importancia que tiene la verdad, el ser honesta con los demás pero en especial conmigo misma. Aprendí así a valorarme más, a poner mi amor propio por sobre el amor por un tercero. Y así es también como aprendí a ser más libre, a sentirme mejor conmigo misma, a tener una mejor salud emocional y mental... alejando a las personas dañinas y aferrándome a las valiosas, a las que me hacen bien.
Por eso.. por eso mismo me duele tanto que me mientan, que me vean la cara de tonta, que seas capaz de mirarme a la cara y mentir, o ocultar, y mentir con cosas mínimas... detalles insignificantes... mentir gratuitamente.
Me duele tanto, tanto tanto sentir que no confías en mí, que piensas que podría hacerte daño.
Y entiendo a la perfección el motivo de tus mentiras, la razón por la que ocultas gran parte de tu vida... entiendo tus miedos, tus traumas, el daño que aun tienes en tu corazón... pero aún así me duele y me cuesta soportar que me mientas.
Me duele entregar tanto, sacrificar tantas cosas para poder brindarte lo mejor, para hacerte feliz, para verte reír, para que te sientas tranquilo, acompañado, querido. Me duele esforzarme día a día para verte feliz, y que al final del día puedas mirarme a los ojos y mentir sin problemas.
Y es tan terrible, tan incómodo estar en esta posición, de saber las mentiras, de estar envuelta en una bola de mentiras, en que no puedo decir nada porque otros salen dañados, en que no puedo decirte que sé la verdad porque tú saldrías herido, porque otros saldrían heridos.
Las mentiras son una mierda, hacen daño, y que pena... que pena por ti que tienes que andar mintiendo, mintiéndome y mintiéndote. Que agotadora debe ser tu vida, que cansador debe ser vivir así...
Y lo más terrible es que no puedo, no quiero mandarte a la mierda. Hace un par de meses no me habría importado, hace un par de meses estas mentiras me daban lo mismo, era capaz de estar por sobre ellas.. pero hoy no. hoy que te quiero, hoy que te conozco más, hoy que decido que no quiero sacarte de mi vida, hoy que siento que me importas... hoy no, no puedo decirte que sé la verdad, que me duele que me mientas, que eres un mentiroso, que las mentiras me pudren y que te puedes ir a la mierda.
No puedo. Pero tampoco me merezco esto. No me merezco a alguien mentiroso, no me merezco sentirme así, estar triste, sentir que todos los sacrificios, todos los gestos de cariño no valen lo suficiente como para tener tu confianza. No merezco sentir que todo lo que entrego se retribuye de esta forma. No merezco estar en una posición incómoda en la que debo tragarme las mentiras y mentir a los demás sólo para cuidar tu salud emocional, tu bienestar.

Como dijo Cristina a Meredith antes de irse para siempre a Suiza...  He's not te sun, you are.



No hay comentarios:

Publicar un comentario