domingo, 10 de julio de 2011

Justo en el momento en que no estás poniendo atención, las cosas cambian. La gente cambia, las situaciones, los sentimientos.
Basta con creer que todo siempre tiende a mejorar, creo yo.
Que el hacer retrospecciones sea productivo, que el que todo pasado fue mejor se convierta en todo futuro será más mejor.
Cuático como la gente puede cambiar tanto en tan poco tiempo.
Reencuentros hechos desiluciones.
No es que yo sea la misma de hace dos años, pero tampoco he cambiado tan bruscamente, creo yo.
La imagen que tienen ciertas personas de mí, me sorprende.
El cariño incondicional que me tienen ciertas personas, también me sorprende.
Pero el cómo cambia la gente, eso, eso me ha tenido pensando últimamente.
Sueños que se acaban.
Ideales que se olvidan.
Esa pará frente a la vida que algunas personas tenían y que me encantaba, y ahora es como... nada.
La hipocresía, es jebi.
No sirvo para proyectarme a tan largo plazo, en cuanto a personas. Pero cuático pensar que alguna vez lo hice y ahora es como hola quién erís tú.

La gente cambia, y hay cambios que desilucionan. Y la mayoría de los cambios que he notado estas últimas semanas han sido desilucionantes.
Que pena.

Y yo? en qué estaba hace un par de años atrás? qué quería? a quienes quería? con qué soñaba? qué sentía?
Creo que en lo esencial sigo siendo la misma. Creo que los contextos cambian. Creo que los sentimientos cambian, producto de que los contextos y las personas cambian. Y creo que todo eso en mí ha cambiado, pero creo que en cosas esenciales no. Tanto buenas como malas.
Hay cosas de mí que me gustan y que no he cambiado. Y tengo defectos que odio y que no cambio, y lo peor, ni trato por cambiarlos.

Hay que puro mirar padelante y seguir. Y tratar de hilar bien los cambios externos. Si fuera fácil no sería divertido, esa es la hueá.
Y está siendo divertido, esto, de vivir.